Gándara subraya que aún está todo por decidir y que el ajuste afecta al centenar de aeropuertos donde opera la aerolínea
La Granda, L. M. A.
La volatilidad en los precios del combustible es uno de los factores que contribuyen a hacer de las aerolíneas industrias cíclicas, según explicó ayer el presidente de Easyjet, Javier Gándara Martínez. El ciclo actual aconseja ajustes en las compañías de vuelos baratos, que tienen, además, que conjugar las subidas de los carburantes con una tendencia ineludible, por razones de competitividad, a ofrecer tarifas cada día más baratas.
Por ese motivo, Gándara confirmó en La Granda que Easyjet se plantea en estos momentos la supresión de algunos de los vuelos con Madrid y Ginebra. La conexión que enlaza con Londres desde el aeropuerto de Stansted, la más rentable de las que la compañía inglesa programa desde el Principado, se mantendrá con la periodicidad actual.
El de Asturias, donde la ocupación media de los aviones nunca ha bajado del 55 por ciento, no es un caso excepcional. Los ajustes forman parte de una estrategia conjunta que afecta a las rutas de los otros quince aeropuertos españoles donde opera la aerolínea de bajo coste, según recalcó Gándara. Y, también, al resto de Europa. «Todavía no se ha tomado ninguna decisión al respecto, se hará en el contexto del centenar de aeropuertos en los que opera actualmente», subrayó.
Easyjet se declara optimista frente a la crisis pero, al mismo tiempo, arrastra los resultados negativos del ejercicio anterior y del primer semestre del año, que ascendió a 72,7 millones de euros. El barril de petróleo llegó a costar 175 dólares en 2007. En estos momentos, sin embargo, se encuentra veinte dólares por debajo de los 140 que costaba en 2005, cuando la aerolínea británica empezó a operar en Asturias. Los vuelos Santiago del Monte- Stansted han tenido algunos meses 10.000 pasajeros. En el caso de Madrid han llegado a subirse al avión 20.000 personas. La ocupación de los vuelos con Ginebra, inaugurados hace cerca de cuatro meses en medio de grandes expectativas, plantea alguna que otra duda. Además de la ruta con Londres, Easyjet mantiene dos frecuencias diarias Asturias-Madrid y un vuelo con Ginebra.
En cualquier caso, la compañía no se ha cuestionado abandonar el aeropuerto asturiano ni tampoco una revisión de los precios de los vuelos, al ser las tarifas el principal elemento estratégico y competitivo de las aerolíneas con vuelos de bajo coste. En el último año, por ejemplo, la disminución del billete por pasajero ha sido del 5 por ciento. El sector llamado de «bajo coste» acapara el 30 por ciento de la cuota de mercado de la navegación aérea comercial. Su éxito radica fundamentalmente en Estados Unidos, donde los vuelos baratos empezaron hace veinte años. En Europa, salvo el caso del Reino Unido, su implantación todavía es muy pequeña.
El principal logro de este tipo de compañías es haber suscitado una demanda de volar a ciertos lugares y con una frecuencia que no existía, como consecuencia de unos precios bajos, recordó ayer Gándara.
La volatilidad en los precios del combustible es uno de los factores que contribuyen a hacer de las aerolíneas industrias cíclicas, según explicó ayer el presidente de Easyjet, Javier Gándara Martínez. El ciclo actual aconseja ajustes en las compañías de vuelos baratos, que tienen, además, que conjugar las subidas de los carburantes con una tendencia ineludible, por razones de competitividad, a ofrecer tarifas cada día más baratas.
Por ese motivo, Gándara confirmó en La Granda que Easyjet se plantea en estos momentos la supresión de algunos de los vuelos con Madrid y Ginebra. La conexión que enlaza con Londres desde el aeropuerto de Stansted, la más rentable de las que la compañía inglesa programa desde el Principado, se mantendrá con la periodicidad actual.
El de Asturias, donde la ocupación media de los aviones nunca ha bajado del 55 por ciento, no es un caso excepcional. Los ajustes forman parte de una estrategia conjunta que afecta a las rutas de los otros quince aeropuertos españoles donde opera la aerolínea de bajo coste, según recalcó Gándara. Y, también, al resto de Europa. «Todavía no se ha tomado ninguna decisión al respecto, se hará en el contexto del centenar de aeropuertos en los que opera actualmente», subrayó.
Easyjet se declara optimista frente a la crisis pero, al mismo tiempo, arrastra los resultados negativos del ejercicio anterior y del primer semestre del año, que ascendió a 72,7 millones de euros. El barril de petróleo llegó a costar 175 dólares en 2007. En estos momentos, sin embargo, se encuentra veinte dólares por debajo de los 140 que costaba en 2005, cuando la aerolínea británica empezó a operar en Asturias. Los vuelos Santiago del Monte- Stansted han tenido algunos meses 10.000 pasajeros. En el caso de Madrid han llegado a subirse al avión 20.000 personas. La ocupación de los vuelos con Ginebra, inaugurados hace cerca de cuatro meses en medio de grandes expectativas, plantea alguna que otra duda. Además de la ruta con Londres, Easyjet mantiene dos frecuencias diarias Asturias-Madrid y un vuelo con Ginebra.
En cualquier caso, la compañía no se ha cuestionado abandonar el aeropuerto asturiano ni tampoco una revisión de los precios de los vuelos, al ser las tarifas el principal elemento estratégico y competitivo de las aerolíneas con vuelos de bajo coste. En el último año, por ejemplo, la disminución del billete por pasajero ha sido del 5 por ciento. El sector llamado de «bajo coste» acapara el 30 por ciento de la cuota de mercado de la navegación aérea comercial. Su éxito radica fundamentalmente en Estados Unidos, donde los vuelos baratos empezaron hace veinte años. En Europa, salvo el caso del Reino Unido, su implantación todavía es muy pequeña.
El principal logro de este tipo de compañías es haber suscitado una demanda de volar a ciertos lugares y con una frecuencia que no existía, como consecuencia de unos precios bajos, recordó ayer Gándara.
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