domingo, 21 de octubre de 2007

La aviación comercial pasa por una etapa de fusiones para superar la crisis

MARÍA JESÚS PÉREZ
Tras los fatídicos acontecimientos del 11-S, no pocos expertos fueron los que vaticinaron un cambio radical en el negocio de la aviación comercial. Se abría un nuevo periodo en la vida de las aerolíneas, marcado, entre otros parámetros, por los severos recortes en los gastos de explotación, el reajuste de la capacidad operativa, la rebaja de tarifas y, sobre todo, una inminente apertura de un proceso de concentraciones empresariales. Tres años después de los atentados dirigidos contra aeronaves en Estados Unidos, las advertencias se materializaban con la desaparición de compañías aéreas de larga tradición como Sabena, TWA o Swissair, y la confirmación de la inviabilidad económica de otras, como KLM y Alitalia. De aquello, de hecho, salió una de las primeras fusiones transfronterizas del sector. Air France se hacía con la holandesa KLM. Muchos pensaban entonces que la operación carecía de relevancia al compararla, a efectos prácticos, con la alianza estratégica sellada también por entonces entre Iberia y British Airways, cuya política de vuelos compartidos les ha reportado a ambas compañías ventajas muy similares. Boom de las 'low cost' Poco después, en el 2005, la alemana Lufthansa absorbía a Swiss Internacional Air Lines, y comenzaba el verdadero 'boom' de las 'low cost', fenómeno que empezó a pesar como una losa en el negocio de las aerolíneas. Se empezaban a comer parte del pastel, y siguen en ello. Compañías como la española Vueling, la irlandesa Ryanair, la inglesa EasyJet, o la alemana Air Berlin, han ido ganando cuota día a día y aún hoy siguen robando fieles a las líneas tradicionales como Iberia, British Airways o Lufthansa. Con unos precios 'de risa' comparados con los de sus mayores, las compañías aéreas de bajo coste de todo el mundo, y en concreto las europeas, no han parado de aumentar su red de destinos en el continente. Y pese a su gran éxito, la tendencia sigue siendo la de reducir costes y servicios añadidos y crecer más si cabe. Los datos hablan por sí solos: según el Ministerio de Industria, hasta julio pasado las aerolíneas de bajo coste disparaban su crecimiento en número de pasajeros transportados hasta el 24,1%, mientras que las tradicionales cedían el 0,2%. Esto supone que las 'low cost' transportaron un total de 12,3 millones de pasajeros hacia España en el primer semestre del año, lo que supone el 36,6% del total de los vuelos internacionales hacia nuestro país.

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